Se calcula que entre el 10% y el 30% de las personas que contraen covid-19 sufren síntomas persistentes de la enfermedad, o lo que se conoce como “covid de largo plazo”.
Judy Dodd, que vive en Nueva York, es una de ellas. Pasó casi un año aquejada de dolores de cabeza, falta de aliento, fatiga extrema y problemas de olfato, entre otros síntomas.
Le preocupaba que esta “lucha por la vida” se convirtiera en su nueva normalidad.
Pero todo cambió después de recibir la vacuna contra el virus.
“Me sentí como nueva. Fue una locura”, dijo Dodd, refiriéndose a cómo muchos de sus problemas de salud disminuyeron significativamente después de su segunda inyección.
A medida que en Estados Unidos aumenta el número de personas vacunadas, surge un curioso beneficio para los que padecen este síndrome posterior a la enfermedad: Sus síntomas se alivian y, en algunos casos, desaparecen por completo tras la vacunación.
Es la nueva pista en el rompecabezas inmunológico de covid de largo plazo, una afección aún poco conocida que deja a algunos infectados con síntomas muy variados meses después de la enfermedad inicial.
La idea de que una vacuna destinada a prevenir la enfermedad pueda también tratarla ha despertado el optimismo entre los pacientes, y a los científicos que estudian el síndrome posterior a la enfermedad les interesan mucho estas historias.
“No esperaba que la vacuna te hiciera sentir mejor”, afirmó Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Facultad de Medicina de Yale e investigadora de covid de largo plazo.
“Cada vez que escuchaba que los síntomas de las personas con covid persistente se reducían o se recuperaban por completo, más me ilusionaba porque esto podría ser una cura potencial para algunas personas”.
Aunque parece prometedor, aún es demasiado pronto para saber cuántas personas con covid de largo plazo se sienten mejor, como resultado de la vacunación, y si eso supone una diferencia estadísticamente significativa.
Mientras tanto, Iwasaki y otros investigadores ya han incorporado esta cuestión en los estudios en curso de los enfermos de covid persistente mediante el seguimiento de sus síntomas antes y después de la vacunación y la recogida de muestras de sangre para estudiar su respuesta inmunitaria.
Hay varias teorías sobre por qué las vacunas podrían aliviar los síntomas de covid persistente. Es posible que las vacunas eliminen restos del virus o sus fragmentos, que interrumpan una respuesta autoinmune perjudicial o que, de alguna otra manera, “restablezcan” el sistema inmunitario.
“Todo es biológicamente plausible y, lo que es más importante, debería ser fácil de comprobar”, dijo el doctor Steven Deeks, de la Universidad de California-San Francisco (UCSF), que también estudia los efectos a largo plazo del coronavirus en los pacientes.
Las historias de los pacientes ofrecen esperanza
Antes de recibir la vacuna, Dodd, que tiene unos 50 años, dijo que se sentía como si hubiera envejecido 20 años.
Le costó volver al trabajo, e incluso las tareas más sencillas la dejaban agotada y con un insoportable dolor de cabeza.
“Subía las escaleras del metro y tenía que detenerme en la cima, quitarme la máscara sólo para tomar aire”, explicó Dodd.
Después de recibir su primera dosis de la vacuna de Pfizer en enero, muchos de sus síntomas se agravaron, por lo que consideró negarse a recibir la segunda dosis.
Pero lo hizo, y a los pocos días notó que había recuperado la energía, que respiraba mejor y, poco después, incluso sus problemas de olfato se habían resuelto.
“Fue como si el cielo se hubiera abierto. Salió el sol”, exclamó. “Me siento casi igual a como estaba antes de covid”.
A falta de estudios significativos, los investigadores extraen la información que pueden de las historias de los pacientes, las encuestas informales y las experiencias de los médicos. Por ejemplo, de los 577 pacientes con covid prolongado, con los que se puso en contacto el grupo Survivor Corps, un 40% dijo que se sentía mejor después de vacunarse.
Entre los pacientes del doctor Daniel Griffin, del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Nueva York, la “niebla cerebral” y los problemas gastrointestinales son dos de los síntomas más comunes que parecen resolverse tras la vacunación.
Griffin, que investiga la enfermedad de covid de largo plazo, al principio de su estudio estimó que entre el 30% y el 40% de sus pacientes se sentían mejor. Ahora cree que la cifra puede ser mayor, ya que más pacientes reciben su segunda dosis y experimentan más mejoras.
“Hemos ido desgranándolo [covid de largo plazo] tratando cada síntoma”, señaló. “Si verificamos que al menos el 40% de las personas se recuperan de forma significativa con una terapia de vacunación, entonces, hasta la fecha, ésta es la intervención más eficaz que tenemos contra la enfermedad”.
Un pequeño estudio realizado en el Reino Unido, que aún no ha sido revisado por otros expertos, descubrió que un 23% de los pacientes con covid prolongado presentaban un “aumento en la resolución de los síntomas” tras la vacunación, en comparación con alrededor del 15% de los que no estaban vacunados.
Pero no todos los médicos observan el mismo nivel de mejora.
Médicos de clínicas post-covid de la Universidad de Washington en Seattle, de la Oregon Health & Science University en Portland, el National Jewish Health en Denver y el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh dijeron a NPR y KHN que, hasta ahora, sólo un pequeño número de pacientes, o ninguno, ha informado de que se sentían mejor después de vacunarse, pero no era un fenómeno generalizado.
“He oído anécdotas de personas que se sienten peor, y se puede dar una explicación científica para ello y movernos en cualquier dirección”, apuntó Deeks, de la UCSF.
¿Por qué los pacientes se sienten mejor?
Hay varias teorías para explicar por qué las vacunas podrían ayudar a algunos pacientes, cada una de ellas basada en diferentes interpretaciones fisiológicas de covid de largo plazo, que se manifiesta de diversas maneras.
“Lo que está claro es que covid de largo plazo no es un solo problema”, explicó el doctor Eric Topol, director del Scripps Research Translational Institute, quien también estudia el covid persistente y los posibles efectos terapéuticos de la vacunación.
Algunas personas tienen frecuencias cardíacas en reposo rápidas y no toleran el ejercicio. Otras sufren principalmente problemas cognitivos, o alguna combinación de síntomas como agotamiento, problemas para dormir y problemas con el olfato y el gusto, señaló Topol.
Por lo tanto, es probable que unas terapias funcionen mejor para algunas versiones de covid de largo plazo que para otras, afirmó Deeks.
Una de las teorías es que las personas infectadas nunca eliminan por completo el coronavirus, y un “depósito” viral, o fragmentos del virus, persiste en partes del cuerpo causando inflamación y síntomas a largo plazo, apuntó Iwasaki, la inmunóloga de Yale.
Según esta explicación, la vacuna podría inducir una respuesta inmunitaria que le proporcionara al cuerpo un poder adicional para rechazar la infección persistente.
“En realidad, ésta sería la forma más directa de eliminar la enfermedad, ya que se está eliminando la fuente de inflamación”, dijo Iwasaki.
Griffin, del Centro Médico de Columbia, sugirió que esta idea de la “persistencia viral” está respaldada por lo que ve en sus pacientes y por lo que le dicen otros investigadores y médicos.
Dijo que los pacientes parecen mejorar después de recibir cualquiera de las vacunas, generalmente unas “dos semanas después, cuando parece que experimentan lo que sería una respuesta efectiva y protectora”.
Otra posible razón por la que algunos pacientes mejoran es entender covid de largo plazo como una enfermedad autoinmune, en la que las células inmunitarias del cuerpo acaban dañando sus propios tejidos.
Una vacuna podría, hipotéticamente, poner en marcha el “sistema inmunitario innato” y “amortiguar los síntomas”, pero sólo temporalmente, comentó Iwasaki, que ha estudiado el papel de las proteínas dañinas, llamadas autoanticuerpos, en covid.
Esta respuesta inmunitaria autodestructiva se produce en un subgrupo de pacientes con covid mientras están enfermos, y los autoanticuerpos producidos pueden circular durante meses. Pero aún no está claro cómo esto puede contribuir a la aparición de covid persistente, según John Wherry, director del Instituto de Inmunología de la Universidad de Pennsylvania.
Otra teoría es que la infección haya “desconfigurado” el sistema inmunitario de alguna otra manera y haya provocado una inflamación crónica, similar al síndrome de fatiga crónica, dijo Wherry. En ese caso, la vacunación podría “restablecer” de algún modo el sistema inmunitario.
Con más de 77 millones de personas totalmente vacunadas en Estados Unidos, es difícil determinar cuántos de los que padecen covid de largo plazo habrían mejorado incluso sin ninguna intervención.
“Ahora mismo, sólo tenemos anécdotas; nos encantaría que fuera cierto. Esperemos a contar con datos reales”, concluyó Wherry.
Este reportaje forma parte de una colaboración que incluye a NPR y KHN.
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