Jasmine De Moya, de 17 años, siempre ha soñado con trabajar en el campo de la medicina y dedicar su tiempo a las personas mayores, porque echa de menos a sus abuelos, que viven en la República Dominicana.
Un programa patrocinado por el sistema sanitario New Jewish Home de la ciudad de Nueva York, que combina el voluntariado y la formación gratuita para puestos de trabajo en el sector de la salud, orientación profesional y asistencia en su preparación universitaria, le está ayudando a hacer sus sueños realidad.
En los últimos tres años, Jasmine ha aprendido mucho sobre el cuidado de las personas mayores, desde la importancia de hablar despacio y ser paciente con los residentes frágiles que pueden tener problemas de audición o comprensión, hasta cómo cepillarles los dientes o bañarlos.
“Primero practicamos con maniquíes, así que cuando realmente trabajamos con residentes me quedé en shock”, dijo. “Limpiar un cuerpo y sus zonas íntimas, nunca pensé que podría hacerlo. Pero luego me acostumbré”.
El verano pasado, Jasmine completó un curso de formación de asistente de enfermería. También ha buscado y aplicado a universidades y préstamos estudiantiles, con la ayuda de una organización que el programa de desarrollo para la carrera en geriatría ofrece para voluntarios como ella.
Tras graduarse de la secundaria el mes pasado, Jasmine empezará a estudiar enfermería en el Lehman College del Bronx en otoño. Será la primera de su familia en asistir a la universidad.
Desde que se puso en marcha en 2006, el programa de desarrollo para la carrera en geriatría ha ayudado a más de 700 estudiantes de secundaria de 10 escuelas de bajos recursos, en la ciudad de Nueva York, a adquirir experiencia práctica en cuidados geriátricos en el New Jewish Home de Manhattan y en la residencia de mayores Harry and Jeanette Weinberg Gardens del Bronx.
El 99% de los participantes en el programa se gradúan de la escuela secundaria, y más de 150 han ido a la universidad.
Las ventajas del programa también son evidentes para el New Jewish Home, que gestiona dos residencias de mayores, viviendas para adultos mayores, centros de vida asistida y una compañía de atención domiciliaria en la zona de Nueva York. Al familiarizar a los jóvenes con las carreras de cuidados geriátricos, el sistema pretende hacer frente a su creciente necesidad de trabajadores a medida que la marea de baby boomers entra en sus últimos años.
Según la Oficina Federal de Estadísticas Laborales, se prevé que seis de los 10 puestos de trabajo de mayor crecimiento en la década, hasta 2029, estén en el ámbito de la atención sanitaria, incluidos los auxiliares de atención domiciliaria y personal.
“Uno de nuestros mayores retos es que no hay suficientes personas que quieran trabajar en este sector”, afirmó el doctor Jeffrey Farber, presidente del sistema New Jewish Home. “No hay muchos profesionales que quieran trabajar con adultos mayores”.
Farber explicó que el New Jewish Home comenzó su programa de desarrollo profesional para adolescentes, hace 15 años, con la idea de formarlos y contratarlos como auxiliares de enfermería.
Pero se ha convertido en algo más que eso. Trabajando algunas tardes a la semana, durante tres años, con adultos mayores, los estudiantes adquieren conocimientos sobre el envejecimiento y desarrollan relaciones con los residentes, algunos de los cuales son asignados como mentores. También se ofrece a los estudiantes ayuda para determinar sus objetivos profesionales y cómo conseguirlos.
“Creo que los estudiantes tendrían éxito sin nosotros, pero les proporcionamos la estructura y los recursos para ayudarles”, señaló John Cruz, director de iniciativas de personal laboral en el New Jewish Home, que supervisa el programa.
Los estudiantes generalmente deben dedicar dos tardes, después de la escuela, cada semana y varias semanas durante el verano, añadió Cruz. El plan de estudios del programa, desarrollado en colaboración con el Teachers College de la Universidad de Columbia, comienza enseñándoles a los estudiantes aspectos básicos sobre la privacidad del paciente, Medicare/Medicaid y la superación de estereotipos sobre las personas mayores.
Durante el último año de la escuela secundaria, los estudiantes pueden formarse como asistentes de enfermería certificados y trabajar, como internos remunerados, apoyando a los residentes en los días que pasan en el centro.
Como parte del programa, los estudiantes también pueden certificarse en otros trabajos, como técnico de atención al paciente, flebotomista, técnico de electrocardiograma y personal de codificación y facturación médica.
Pero la pandemia cambió las cosas. El New Jewish Home de Manhattan se vio muy afectado, con docenas de muertes por covid en ese centro de 514 camas.
Como no se permitía la entrada de voluntarios en el centro, se contrató a muchos de ellos como empleados a tiempo parcial para que pudieran seguir ayudando a los residentes. Esto también dio a los estudiantes la oportunidad de completar la parte de formación clínica del curso de asistente de enfermería.
Además del programa para estudiantes de secundaria, el sistema sanitario creó en 2014 un programa para personas, entre 18 y 24 años, que están desempleadas y sin estudios, en el que se les forma para que se conviertan en auxiliares de salud a domicilio y asistentes de enfermería certificados. Casi 200 han completado el programa y el New Jewish Home ha contratado a tres cuartas partes de ellos, con un salario inicial de $15 a $19 la hora.
Ambos programas se financian principalmente con subvenciones de fundaciones.
En febrero, el estado anunció que las residencias de mayores podían volver a aceptar visitas, siguiendo las directrices federales. Pero muchos residentes siguen dependiendo de las visitas virtuales, y durante la primavera Jasmine se dedicó a ayudarles a conectar con sus familias y otros seres queridos mediante el iPad o el teléfono.
El aislamiento era duro para los residentes, y los estudiantes les proporcionaban una compañía que echaban de menos. Cuando se le preguntó cómo le ayudaban los estudiantes, la residente Dominga Márquez, de 78 años, dijo: “Hablando”.
“Nos sentimos solos”, dijo Márquez. “Tengo muchos amigos que solían venir todas las semanas a visitarme pero, con la pandemia, no vino nadie”.
Kennedy Johnson, de 17 años, dijo que ayudar a los mayores a realizar visitas virtuales con sus familias, durante la pandemia, le abrió los ojos.
“Al hacer las llamadas virtuales durante la pandemia, pude ver cómo estas familias no llegan a interactuar con sus seres queridos todos los días”, dijo.
Trabajar en el New Jewish Home, le permitió a Kennedy tener su primera experiencia en una residencia de mayores y ver el tipo de trabajo que hace el personal.
En otoño, empezará a estudiar en el Morehouse College de Atlanta y tiene previsto especializarse en ciencias políticas. Su objetivo: “Quiero ser abogado especializado en atención sanitaria para poder representar a personas como éstas”.
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